Se ha señalado reiteradamente que la investigación de los atentados a la
            embajada de Israel y al edificio de la AMIA debe constituir una cuestión de Estado; así
            como se ha declamado siempre el compromiso que cada uno de los poderes del Estado deben
            asumir con la profundización de las pesquisas aún pendientes, en atención a que
            "la cuestión supera el enfoque singular de una causa donde se investiga un ilícito,
            para transformarse en una cuestión de gravedad institucional donde se pone a prueba tanto
            la capacidad del Estado argentino para lograr Justicia y condenar a los culpables, como
            así también la voluntad de las autoridades gubernamentales en esclarecer el hecho".
            
            En tal sentido se han pronunciado todas y cada una de las autoridades
            publicas de cualquiera de los poderes del Estado a las que les tocara vincularse de algún
            modo con la cuestión; y fue en atención a ello que al marco de excepción con que desde
            el poder judicial se procuró resguardar la instrucción del caso, debió sumarse luego la
            actuación de los otros poderes, sea con la conformación de un grupo especial de fiscales
            designados en la órbita de ese ministerio público, sea con la de aquella comisión
            especial de seguimiento de la investigación en la que participaran representantes de
            ambas cámaras legislativas.
            Y fue también así que, en su momento, se creó en la órbita del
            poder ejecutivo esta Unidad Especial de Investigación, a la que como se viera se le
            confirieron expresas facultades para la coordinación de los organismos de la
            administración pública, y jerarquía política y capacidad de decisión suficientes como
            para garantizarla.
            Hace hoy exactamente un año -cuando habían pasado ya más de siete
            desde el inicio de la investigación judicial en curso, que fue clausurada sólo
            parcialmente en relación con aquellas cinco personas a quienes se endilga haber
            contribuido con los autores del atentado-, fui convocado a cumplir funciones en esta
            Unidad Especial, e hice entonces propio el compromiso irrenunciable de promover la
            compleja investigación subsistente, y la decisión de no abandonar para ello ninguna
            línea de pesquisa, de las numerosas que aún se encontraban pendientes, en procura de la
            dilucidación de lo efectivamente ocurrido en torno al hecho investigado.
            La reseña de cuanto antecede permite ilustrar sobre la labor que se
            llevó adelante en relación con la determinación de cada una de las diversas cuestiones,
            sea que aparezcan como propias de las etapas de planificación, cooperación y ejecución
            del tremendo hecho criminal que nos ocupa, sea que resulten más vinculadas con las que le
            sucedieran y pudieran haber estado destinadas tanto a hacer desaparecer los rastros o
            pruebas del delito, como a ayudar a sus responsables a eludir las investigaciones; asi
            como se ha reseñado cuanto se realizó en procura de la obtención de un más apropiado
            marco institucional en la administración pública que permita proveer a los
            investigadores de la información que aún se necesita.
            Pero todo lo actuado también ha permitido advertir la necesidad de que
            se procure a través del concurso de diversas instancias institucionales, la superación
            de los múltiples obstáculos que aún hoy continúan enfrentandose al avance diligente de
            las investigaciones, según fuera también reseñado con detalle.
            Así, entre las primeras cuestiones se han señalado algunas que pueden
            resultar superadas con la sola intervención de las autoridades en el ámbito de este
            mismo Ministerio de Justicia; como son las que se vinculan con cuanto es necesario prever
            para estar en condiciones de cumplir con los compromisos de protección personal o de
            recompensa pecuniaria para aquellas personas que aporten información de utilidad con
            destino al avance de las pesquisas, o aquellas otras vinculadas con el aprovisionamiento
            técnico o la recomposición del personal en algunas áreas de trabajo, según ya se
            refiriera. 
            Otras, de mayor entidad, algunas de las cuales ponen incluso en juego
            la verdadera jerarquía política y capacidad de decisión de la que se dice haber dotado
            a esta Unidad Especial para el cumplimiento de sus funciones, requieren la intervención
            que se ha instado de aquel que ejerce hoy la titularidad del Poder Ejecutivo Nacional y se
            vinculan sustancialmente con cuanto -ya esta Unidad, ya el tribunal encargado del juicio
            oral y público-, se reclama en relación con la Secretaría de Inteligencia de la
            Nación, según también se ha reseñado, sea para que se levanten las limitaciones
            fijadas para que sus agentes puedan declarar sobre la actuación que les cupo en la
            investigación del atentado; sea para que se levante también el resguardo de
            confidencialidad de las investigaciones internas que se han llevado adelante sobre las
            irregularidades que se denuncian cometidas en esa actuación; o sea finalmente para que se
            profundicen esas investigaciones sobre diversas cuestiones que se consideraron
            deficientemente pesquisadas hasta el momento.
            Finalmente, hay también otro grupo de cuestiones que requieren la
            intervención que también se ha instado de las autoridades de otros poderes del Estado,
            en orden al control que les compete hacer del cuestionado desempeño que algunos
            magistrados han demostrado, en desmedro de las facultades con que cuenta esta Unidad
            Especial para llevar adelante la profundización de las pesquisas a que está destinada,
            según también fuera expuesto en detalle.
            Y así también es imperioso reclamar que se produzca de una vez la
            pronta entrada en funcionamiento de las dos comisiones legislativas especiales ("de
            Seguimiento de la Investigación de los Atentados a la Embajada de Israel y el Edificio de
            la AMIA", y "de Fiscalización de las Actividades y Organismos de
            Inteligencia"), como se requiriera reiteradamente desde esta Unidad Especial, para
            que no se retraiga el compromiso que con el avance de la investigación corresponde a
            todos y cada uno de los poderes del Estado, y porque a ellas se impone que procuren
            también la revisión del actuar de aquellos que, como se señalara, "obstruyen de
            manera evidente el accionar de la justicia y comprometen el debido esclarecimiento de los
            hechos materia de juzgamiento".
            Para concluir, en vista del desarrollo de cuanto queda por hacer, se
            estima necesario que se transmita a todos y cada uno de los organismos de cualquiera de
            los poderes del Estado a los que les corresponda intervenir, la necesidad de revertir la
            falsa idea que pueda haberse concebido acerca de que el esfuerzo investigativo puede ya
            limitarse en vista de que se está desarrollando un juicio oral y público sobre algunas
            personas a las que se atribuye participación en el atentado. 
            Muy por el contrario. Se ha expuesto ya la confianza en que el
            despliegue de la tarea que viene desarrollando el tribunal encargado del juicio, no sólo
            ha de permitir arribar a la justa determinación de las responsabilidades penales que
            corresponden, sino que contribuirá además y decididamente con la dilucidación de muchas
            de las numerosas cuestiones que aún se encuentran pendientes; y por ello es precisamente
            que -aún cuando pueda compartirse con las autoridades de AMIA, su disconformidad con la
            actuación a cargo del juez Galeano y las críticas al deterioro institucional que
            expusiera y los llevara a procurar, como anunciaran, "que alguien distinto investigue
            todo lo que se reunió y lo que aún se puede obtener sobre lo que fue el trágico 18 de
            julio"-, la tarea que queda por delante aún es mucha.
            Con todo, el final del juicio nunca será el final de cuanto debe
            investigarse. Y como ya se expusiera, "reclamamos e impetramos el derecho al pleno
            conocimiento de los hechos. Conocer la verdad, toda la verdad: de eso se trata. Y
            sancionar a los culpables y a los responsables; intelectuales y materiales; instigadores,
            ejecutadores, financiadores, cómplices y encubridores. Por acción o por omisión.
            Repetimos: a todos. No es una pretensión utópica. Es la respuesta que esperamos". 
            Y es además la respuesta que nos hemos obligado a dar.
            
              Fdo:
              Alejandro L. Rúa
              Unidad Especial de Investigación